Esta es la primera carta que Honorio recibe de Juan Luis. El tema central se basa en la vocación.
Bueno Juan Luis, yo también comparto la opinión de que la vocación es algo tan fantástico como subjetivo. Continuamente oímos hablar de que fulano o mengano está en una profesión por vocación, pero ¿le hemos preguntado a fulano si estaría realizando ese trabajo sin remuneración alguna por ello? Hasta aquí quería yo llegar, es bonito hablar de vocación, y en efecto se habla de ello pensando en el periodista, el bombero, el policía, el astronauta, el futbolista, el torero, y muchos más. La cuestión es que he hablado con muchos albañiles, pintores y fontaneros y ninguno de ellos me ha dicho que su trabajo lo hace por vocación.
Bueno Juan Luis, yo también comparto la opinión de que la vocación es algo tan fantástico como subjetivo. Continuamente oímos hablar de que fulano o mengano está en una profesión por vocación, pero ¿le hemos preguntado a fulano si estaría realizando ese trabajo sin remuneración alguna por ello? Hasta aquí quería yo llegar, es bonito hablar de vocación, y en efecto se habla de ello pensando en el periodista, el bombero, el policía, el astronauta, el futbolista, el torero, y muchos más. La cuestión es que he hablado con muchos albañiles, pintores y fontaneros y ninguno de ellos me ha dicho que su trabajo lo hace por vocación.
Ahora me dirijo a usted, lector:
Si está leyéndome es porque le gusta el periodismo, porque ha visto en esta profesión algo mágico, pero no se equivoque, no es vocación sino atracción. Entiendo que hay cualidades de las que se puede sacar mucho jugo en la profesión como son la curiosidad y las ganas de hacer.
Y dice Cebrián: "¿Tienes vocación?, insisto. ¿La tengo yo? ¡Ah, qué pregunta memorable para cualquiera que raye la sesentena! ¿Por qué no te preguntas mejor si tienes ganas?".
Ya puedo concluir este primer episodio intuyendo que Honorio va a aprender mucho de Cebrián a lo largo de este viaje.
No hay comentarios:
Publicar un comentario