Resisto en la condena
a la que me trasladas
en la noche de los tiempos.
Hoy cruzamos el río
sin victoria,
y nos afanamos
por cambiar cosas
que quedarán como siempre.
Da vértigo.
Lo sabes; y lo sé.
Convivimos con la rama
de las victorias
que nos nutren
con empeños y esfuerzos
que desgranan todo
lo que tiene algo más
de sentido.
No me hieras.
No permitas
que todo quede
de cualquier manera.
Aguantaré como sea
a un nuevo milagro.
Soy en ti,
quizá por ti.
Juan Tomás Frutos
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