jueves, 5 de junio de 2008

La contradicción de la noche

No sueñes
en esta noche brillante
que no tiene fin.
No me digas
que tienes principio,
no me des límites,
que no soy,
que no albergo razones
para una esperanza pesada,
sino ligera.

Voy alrededor
de la nada
para encontrar
más nada,
y a ti, y a mí.

El río nos llama,
y nos dice
qué podemos hacer
y qué no.

Lágrimas caen
en una arena
que se mueve
para tragarse
toda la esperanza
que yace en la noche,
que, hoy al menos,
no tiene fin.

Te declaro mi amor
en este momento
que invoca registros
con criterios múltiples.

No sueñes, cielo azul,
no me sueñes, no me digas,
no te calles tampoco,
no te rompas,
que roto estoy yo,
y, en eso, me soy suficiente.

No sueñes,
o, bueno, sueña,
sí…
Juan Tomás Frutos

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