jueves, 28 de mayo de 2009

Tercer debate de TIC

LA CUARTA PANTALLA Y LAS INDUSTRIAS CULTURALES


En el video queda claro que Nokia deja de ser “fabricante de teléfonos” para apostar en convertirse en una empresa de equipos y servicios de Internet. Así, el móvil deja de ser un teléfono, lo sigue siendo, pero es mucho más. No hay ningún otro dispositivo que nos acompañe más a nivel personal. Tenemos todo lo que queremos: música, juegos, teléfono para conversar, correo, fotos, etc. Y podemos compartirlo todo.

El teléfono móvil es ya mucho más que un dispositivo sofisticado. Es un objeto cultural de pleno derecho. Y no sólo por su extensa implantación social, sino porque, en un sentido plenamente biográfico e identitario, forma parte de nuestra vida cotidiana, de los espacios de interacción social y de los ritos cotidianos en los que nos construimos como sujetos y como sociedades (Aguado y Martínez, 2008. Sociedad móvil: Tecnología, identidad y cultura). Y al móvil le hacemos caso, si suena lo miramos, por ejemplo los SMS, si nos mandan publicidad la consultamos, y en cambio no ocurre lo mismo en otros dispositivos, por ejemplo el mail en el PC-Internet.

Por cada ordenador personal, en 2007 se vendieron 4 móviles. Este video es excelente para mostrar la evolución de la cuarta pantalla o fourth screen y cómo ha cambiado la experiencia del usuario de una pantalla grande como el cine donde no podemos hablar y se hace una experiencia solitaria; después la televisión, donde podíamos verlo todo más cerca e incluso relacionarnos, pero nos aislábamos; posteriormente los ordenadores, donde nos abríamos más, pero la experiencia de comunidad a pesar de ser aparentemente colectiva era virtual; y ahora todo en una pantalla móvil. Pero una pantalla móvil que deja de ser una experiencia individual para convertirse en una identidad, en una experiencia compartida.

El dispositivo móvil como objeto tecnológico, es una importante baza en el mercado de las industrias culturales y al mismo tiempo como objeto cultural cotidiano. Es el “Aquí y ahora, todo lo que quieras en tus manos, el mundo en tu bolsillo”.

Los expertos en comunicación y publicidad consideran el móvil como la "cuarta pantalla", para hacer llegar su industria al público. Los japoneses, que nos llevan años de ventaja, ya lo han incorporado a su vida de forma masiva, en los largos viajes en tren a la oficina, un elevado número de viajeros utilizan sus móviles para todo tipo de actividades: hacer la compra diaria, enterarse de las últimas noticias, leer comics manga, ojear novelas pornográficas, etc.

Siguiendo en orden inverso el ya clásico inventario de Mc Quail (1992), todo fenómeno de mediación comunicativa social implica, cuando menos, una dimensión cultural (de producción y difusión de sentido capaz de producir espacios semánticos compartidos y, con ellos, comunidades interpretativas), una dimensión tecnológica (que, más allá de las técnicas de transmisión, comporta un proceso de formalización técnica de los procesos de producción y difusión tanto como los de construcción y consumo de significados) y, finalmente, una dimensión institucional (en el doble sentido social y económico, que involucra los procesos de formalización técnica –podríamos decir de 'ritualización'- en modos de intercambio social organizado).

Con todo, un aspecto esencial de la dimensión cultural del móvil es su plena entrada en el ámbito de la comercialización no ya sólo de experiencias culturales (McCannel, 2003), sino de una específica experiencia cultural asociada al estilo de vida móvil (Aguado y Martínez, 2006) cuyo valor añadido característico es, precisamente, la fuerte vinculación a la identidad y personalidad del usuario. El móvil se constituye en objeto cultural, por su impacto en los procesos de producción de la identidad individual y colectiva, ya sea por la superposición de espacio público y privados, por la difusión de estereotipos y roles a través de los usos sociales, por la integración de nuevas prácticas asociadas al registro e intercambio de imágenes o a través del estudio de procesos singulares de implantación en contextos culturales diversos.

Ventajas tecnológicas: Conectividad always-on que supone para el medio móvil el atributo de la ubicuidad y conectividad bajo demanda.

Ventajas operativas: Capacidad interactiva equiparable a la de Internet (con el añadido de su condición ubicua) y en una elevada adaptabilidad a las condiciones del usuario y del contexto de consumo.

Ventajas relativas a los usos sociales: Fuerte vinculación a la identidad y a la personalidad del usuario y la incidencia derivada de ello en los ritos de presentación de la identidad en las interacciones entre pares. Turkle (1998) llama la atención sobre la disparidad existente entre Internet y el medio móvil en este sentido: si Internet se caracteriza por una difuminación de la identidad del usuario, permitiendo su disolución, suplantación y reconstrucción así como reforzando su condición múltiple y fugaz, el medio móvil se caracteriza por un reforzamiento de la identidad del usuario y de la coherencia entre ésta y sus interacciones sociales mediadas.

Un aspecto relevante derivado de la fuerte vinculación identitaria del dispositivo móvil y de su desarrollo tecnológico computacional es que permite como ningún otro medio la puesta en un mismo espacio tecnológico y semántico de contenidos producidos por los usuarios y contenidos producidos por instituciones u organizaciones mediáticas (Aguado y Martínez, 2006, La mediatización de la telefonía móvil de la interacción al consumo cultural).

La oferta de artículos para móviles es tan intensa, que los anuncios de estos productos y servicios para el ordenador, han pasado a ser un capítulo importante en la publicidad emitida por los canales de televisión. A este mercado hay que añadir el creciente mercado de llamadas de alto importe, para participar en concursos, encuestas, y programas de televisión y radio, que son en muchos casos su principal fuente de financiación.

Los usuarios demandan servicios y contenidos libres de localización, con una movilidad extrema. El móvil es el único elemento tecnológico realmente portátil y es el aparato que con más sencillez y naturalidad se la puede suministrar. La movilidad cambia nuestro modo de vida y lo seguirá haciendo con más fuerza en el futuro. Servicios como ocio, cultura, información mediante móviles no son más que un avance de servicios mucho más sofisticados, como pagos mediante móvil, efectuar la compra diaria, reserva de entradas o mesa en un restaurante, o servicios minoritarios como transacciones de bolsa, etc.

Las grandes corporaciones introducirán nuevos servicios como el monedero digital para efectuar pagos diversos como el billete del autobús, la compra de un periódico o el pago de un café que pueden en conjunto suponer el movimiento de importantes cantidades de dinero, o servicios basados en publicidad geográfica en función de la localización por GPS o por triangulación de la señal del móvil.

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