sábado, 4 de enero de 2014

El primer deber del día


Reza el título de la película que "amanece, que no es poco". Con esa apreciación entre milagrosa y romántica, no exactamente la del filme, nos ponemos en marcha en esta unión singular que hemos creado. Tenemos la suerte de no estar solos.

Nos proponemos vivir el instante y en la espontaneidad. No podemos hacerlo cada jornada, aunque deberíamos, pero hoy vamos así. El fin de semana tiene algo de mágico en ese sentido, y lo queremos aprovechar.

Tomamos una taza de café que sabe a la gloria de un pasado que hemos perpetuado en lo recurrente, pero que salpicamos en este presente con dosis esenciales de felicidad.

La esperanza es una elucubración que tiene visos de realidad en función de nuestra fortaleza. Hoy nos levantamos con la convicción de tenerla: hemos descansado y el corazón y la mente se mueven al unísono.

Nos colocaremos también los zapatos que nos permitirán viajar al "Mundo de Oz", donde reside el cariño. Para trasladarnos con ellos sólo hemos de desearlo de verdad. Por ende, ése es el primer deber del día: amar.


Juan TOMÁS FRUTOS.

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