12 de octubre
Que tema más delicado el que tocas en este envío. Ni más ni menos que los derechos fundamentales al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen, todos ellos enfrentados al derecho a la información. Es difícil establecer valores absolutos, y será cada persona la que marque donde está el límite de protección de su derecho, pues no todos vamos a gozar del mismo grado jurídico de garantía a la intromisión.
La mal entendida libertad de expresión es un derecho fundamental que no ha sabido interpretarse en este país, y cualquiera se cree con derecho a expresar libremente lo que quiera. Tenemos que entender que los derechos de una persona acaban en el mismo límite donde empiezan los de otra, por lo tanto, tenemos derecho a la libertad, pero en ningún caso al libertinaje.
Mi consejo, en esta maravillosa profesión, es que sepas valorar donde está el límite de cada cual y que actúes en consecuencia, sin guiarte por las masas sociales y los sensacionalismos, que seas tú mismo y que te hagas de respetar, que no te etiquetes.
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