Siento que la vida
nos haya dejado sin luz.
Espero un milagro,
que sé que no llegará hoy.
No me importa.
Sueño, sí,
con la bondad
fragmentada,
estéril,
que logré tocar
un buen día,
efímeramente,
por un instante.
Gozo, no,
en las sombras
que presentas
casi compartidas
entre desgarro
y deseo sutil.
Me pido tus besos,
tus amores recios,
las sorpresas
de las caricias
que nos amparan
entre jornadas
de pensamientos alocados.
No soy fuerte.
No pretendo serlo ahora
que las voluntades
se quejan
de falta de espacio.
Me sincero en ti.
Juan T. Frutos
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