Analizamos los valores
de un amor hermoso
que sube los grados
de una amistad
que se prolongó en el tiempo.
Nos situamos encima
de una emoción
que desgrana las ocasiones
en las que seremos
un poco más.
No pidamos
números vacíos.
Nos hemos de convocar
a lo común
con una solvencia
que nos sanará
con fugas
que tocan la amistad
envuelta cariñosamente
de problemas sinuosos.
Nos perdemos
en las situaciones
que adelantan
con demasiada celeridad.
Iremos a ver
lo que ocurre limpiamente.
Nos ubicamos
en pos de una suerte
que esperamos
de manera activa.
Nos damos esperanzas
remodeladas con intenciones
más que tradicionales.
Nos adelgazamos.
No podremos pesar
en exceso.
Nos incluimos en unos equipos
que cambian con insistencias
y entre riesgos
de soledades amorosas.
Nos impulsamos
tras las sustituciones
que hacen que hablemos
de fines sin objetividades.
Nos tomamos
esa última copa reparadora
que nos aparta
de las miradas
que en su día soñemos.
Juan Tomás Frutos.
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