jueves, 26 de junio de 2008

El adiós que es hola

Decir adiós es
como decir hola,
pero más costoso,
con más dolor,
con una presión
en la garganta
que quita toda valentía.

Despedirse es
como la bienvenida,
pero con más
incertidumbres.
Terminar es
como empezar,
pero con mucha
menos ilusión.

Declarar el fin
de las cosas
y de los casos
que nos envuelven
es como señalar
el borde del mundo
conocido.

Procuremos
ser positivos
en la lucha
y en el esfuerzo
de la maravillosa aventura
de la existencia.
Conozcamos
los elementos
que nos adornan
con sus bendiciones posibles,
que las hay,
incluso en instantes
de desgaste físico
y emocional.

Aunque cueste,
pese al dolor
y la fuerza
que tanto daño hace,
aunque nos pueda
la incertidumbre
y baje la ilusión un tanto,
a pesar del límite
de nuestro hermoso
y querido entorno,
el adiós implica
el mismo comienzo
de otras etapas
cargadas de riesgo, sí,
de ignorancia, también,
y de oportunidades sobre todo.

Digamos adiós hoy,
y, al tiempo, un imponente
“¡hola!, ¿qué tal?”

Juan Tomás Frutos.

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