Todo te llama
la atención
en esta nueva noche
que nos domina.
Nos callamos,
pero la ansiedad
sigue avanzando,
serpenteando
con su doble afán.
Niegas que puedas ser
culpable de algo,
y los dos lo somos
de algún modo.
Hemos modificado
algunos errores,
pero seguimos
en la disposición
que nos confunde.
Secuenciamos los ritmos,
los pálpitos del corazón,
que se afea la conducta.
No damos con el clavo
de la eternidad.
Acudimos a la cita
que maldice las experiencias
que se quedan en los hangares
de unas aves
que ya no nos acompañan.
Sentimos pena
por nosotros mismos,
mas somos conscientes
de las posibilidades
del nuevo día,
en el que ya no serás
un sueño.
Voy tras de ti,
convertida en mi realidad,
en mi emblema,
en la guía y divisa
del genuino amor.
Juan Tomás Frutos
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