miércoles, 1 de abril de 2009

Artículo sobre la ceguera


No existe una limitación autoimpuesta más triste que la ceguera que produce la legitimación moral de la mayoría. Acurrucado en este nicho, el ser humano puede simplificar los acontecimientos y centrarse en su, el otro día en clase infinitamente repetida, promesa de felicidad. La catalogación de “lo que es mejor” (o como dicen los perezosos: lo menos malo) y de “lo que es peor” configura una ley no escrita aberrante para la higiene mental de cualquier ciudadano, pero es poca cosa en comparación con la universalización de “lo que es necesario”.

A continuación, tres anécdotas de amigos míos que sufrieron la tiranía de la mayoría, representada en la opinión inflexible de sus compañeros de charla:

Del primero de mis amigos, os puedo decir que tiene una formación más que demostrada, es licenciado (no diré la especialidad para no traicionar su anonimato) y además un gran lector. Una de sus mejores virtudes es no quedarse en la superficie de las cuestiones y éste fue su “crimen”. Se le ocurrió comentar en una conversación sobre los abusos a menores que si bien sí era un patología, ésta no tenía porque fundamentarse en el deseo expresado sino en la incapacidad de represión. Esto es que podía ser perfectamente normal verse atraído por una muchacha bastante por debajo de los 18 años. Hizo un recordatorio histórico de la edad que ha sido clave para concertar las bodas y que sigue vigente en múltiples culturas sobre todo aplicado a la mujer (13-16 años). No se refería ni a abusos de bebés ni de preadolescentes, pero fue juzgado sin paliativos por la audiencia, que no “escuchencia”. Sus diferentes argumentos (evolutivos...), términos (patología social...) y observaciones (el canon de belleza de la juventud...) se desecharon y la charla, que podría haber sido muy interesante, terminó precipitadamente.

Al segundo se le ocurrió la desfachatez de comparar peras y limones, pero aplicando un razonamiento personal. Afirmó, tras escuchar como una amiga proclamaba que si alguna vez era objeto de violación pensaría seriamente en suicidarse, que la violación tan sólo se diferenciaba del abuso escolar en la simbología que nosotros mismos le otorgábamos al acto sexual. Pero que salvando esta diferencia, objetivamente era incluso peor el bullying, debido al desarrollo psicológico inconcluso del niño y la continuidad que suele llevar asociado. Casi se lo meriendan, en particular el sector femenino, y él me confensó haber pensado: “¿dónde está el instinto maternal?” Afortunadamente para su salud no lo dijo.

La página de Periodismo y derechos humanos ha sido la que me ha inspirado para escribir esta entrada (les felicito por el blog, me ha parecido muy interesante). Mi tercer amigo tiene por costumbre despertar fricciones en las charlas (su aforismo “GreenPeace son los tunos de izquierdas” lo dice todo), pero creo que sus siguientes cuestionamientos no son sólo pertinentes sino necesarios: por qué los derechos humanos están expresados de manera individual y no social(1), por qué los derechos humanos son los que son, cómo sabemos que no falta o sobra alguno bajo su genérica definición como fundamentales(2), por qué quienes no los firmaron son perseguidos por no cumplirlos y otros los utilizan como excusa sin haberlos apoyado en su momento(3), por qué las democracias se consideran el único sistema legítimo(4), por qué no se puede mirar para otro lado ante las tiranías si el que calla otorga(5), por qué en política (extrapolando el ámbito de la final de la Copa de Europa) siempre hay que apoyar al más débil(6), por qué intervenimos en países pobres y a la vez nos protegemos de sus economías emergentes(7), por qué no se puede apoyar a un populismo pero sí se puede tener todos los objetos de un hogar fabricados en otro(8)...

El problema de mi amigo con los demás es que no pregunta, afirma: los derechos humanos son un montón de lemas aplaca conciencias(1), en su conjunto expresan la capacidad de meter las narices donde no nos llaman y no se corresponden con la verdadera naturaleza humana al completo(2), es una forma más de tiranía encubierta de quienes quieren gestionar el planeta(3), la democracia es un placebo(4), tienen que ser los ciudadanos los que se levanten contra sus tiranos(5), si los israelíes legitiman a su Gobierno y los palestinos legitiman a los que lanzan bombas a Israel ¿cuál es el problema para el resto?(6), todo lo que hacemos por otras naciones es un ejercicio de hipocresía engendrado en una inercia moral desprovista de las verdaderas riquezas que les podríamos aportar(7), ¡viva Cuba!¡viva Fidel!(8)...

Para los que no dicen lo que quieren oír los demás se inventó la expresión “hacer de abogado del diablo”, un atajo más de las personas opacas incapaces de ver la cuestión tras la afirmación.

2 comentarios:

Carris dijo...

Excelente artículo compañero.
Sigue así.

QCompson dijo...

Gracias por tu comentario Carris.

Pensé que había pasado el blog por un período de crispación y no venía mal un llamamiento a la "razón".

Quería puntualizar que cuando digo q mi primer amigo es licenciado no quería decir q es q por tener unos estudios se deba dar más valor a un comentario de por sí. Es q es licenciado en una carrera que venía bastante al caso y no la quise decir. Así que para evitar confusiones y elitismos, aquí queda dicho.

Un saludo y gracias de nuevo.