Uno, que es un animal de costumbres, cuando se levanta por las mañanas y tiene un segundo para ver la tele, tiende por inercia a poner Telecinco y ver La Mirada Crítica. Tres palabras que me retrotraen a otro tiempo, especialmente a la movida temporada primavera-verano de 2003, y ante las que rara vez me paro a pensar en cuánto ha podido cambiar o degenerar (¡María Teresa Campos, vivir para ver!) dicho espacio televisivo.
“No he querido saber, pero he sabido” que los habituales contertulios reciben de los diferentes (sendos) partidos políticos a los que representan (“¿quién es mi negro?, ¡enseñame la pasta!”) unos idearios periódicos para posicionarlos y darles herramientas de debate ante los diversos temas de actualidad informativa. Y yo me pregunté si cubrirían todo los temas posibles e intenté hacer un ejercicio de memoria para poder señalar en qué cuestiones convergen, presuponiendo que esto se debe antes a la ausencia de órdenes que a una improbable alineación de los astros políticos españoles.
Tras descartar el terrorismo de ETA y la violencia de género, por sus naturalezas heterocomplacientes, empezó a resonar en mi mente la voz de Isabel San Sebastián vinculando directamente videojuegos con violencia entre menores y toda la corte del programa haciéndole los coros, a falta de espacio para hacer la ola. Esta liturgia se viene repitiendo en el tiempo, cambian los fieles y a veces la sacerdotisa, pero nombro a ISS por ser especialmente agresiva a la par que necia y simplista y así puedo hacer un poco de “promoción” de su libro “¿A qué juegan nuestros hijos?”.
Se puede discutir mucho sobre el tema, pero prefiero señalar algunos puntos muy concretos de sus intervenciones:
1.-Cuando uno se apoya en informes y dossieres para hacer una afirmación, no puede sustituir el citar aunque sea uno (con su título y autores) por un mero “es que hay muchos estudios que lo dicen”. Ninguneando además otras muchas fuentes que lo desmienten.
2.-Cuando la policía empezó a investigar el ordenador de Marta del Castillo, cosa lógica por otra parte, estos periodistas en seguida centraron su debate en el mundo de Internet y los blogs, ¿ahora qué? ¿Exigimos el derecho de rectificación o qué hacemos con estos bocazas? Al final el problema sí que era social, pero venía de la mala costumbre de enamorarse del malote del barrio.
3.-Esto último nos remite a la educación, cuando estos, normalmente, más que cuarentones hablan de ordenadores y videojuegos, lo que reflejan (va siendo hora de que alguien se lo diga) es una profunda ignorancia, lo que transmiten es impotencia como padres para tratar un tema que se les escapa de las manos y lo que venden es que lo de Columbine realmente fue culpa de Marilyn Manson.
4.-Hablan a diario de política, pero no se han parado, que yo sepa, a polemizar demasiado sobre que la industria del videojuego se haya introducido en el ámbito de las industrias culturales, recibiendo la consiguiente ayuda de la Administración. Bueno, si están tan convencidos de lo que defienden, ¿por qué no decir que el Gobierno socialista va a subvencionar la podredumbre social?
5.-A veces han hecho referencia a la alienación de los niños que juegan con las malvadas consolas (es que hace dos décadas no perdíamos el tiempo delante del televisor, ¿saben?), ¡pero es que tienen la desfachatez de compararlo al perfil del hacker! ¿Cuándo se darán cuenta algunas generaciones de que los hackers son personas que emplean su tiempo en el desarrollo tecnológico, muchísimas veces sin ánimo de lucro? ¿Por qué es más encomiable el trabajo de los investigadores (algo cobran) que el de los creadores de código?
En definitiva, lo que quería decir es que el funcionamiento de la amalgama social no debería simplificarse en una única ley, por dos razones: no se puede reducir la conducta del ser humano al binomio estímulo-respuesta ni se le puede dar credibilidad a un argumento cuando se habla desde el parcial desconocimiento, en parte a causa de la brecha generacional. No digo que no se conjeture con ello, todos estamos en nuestro derecho, pero siempre haríamos bien (o al menos mejor) en ir apoyándonos y ayudándonos con distintas herramientas (fuentes) ya que nos empeñamos en meternos por terrenos pantanosos.
En cualquier caso, todas esta insoportable liviandad del ser encuentra su caldo de cultivo ideal en Telecinco, posiblemente la más inmunda cloaca intelectual que dos neuronas haciendo puenting han llegado a imaginar nunca y paradigma del insulto a la programación y el horario infantil. Creo que esta cadena (como empresa con una concesión estatal debería reflejar algún tipo de sensibilidad social más allá del lema “12 meses 12 causas”) ha hecho bastante más daño social que el Carmageddon (+18), que es como se llama el juego en el que te dan puntos por atropellar a gente del que tanto les gusta hablar y que nunca saben citar.
TESIS 1: La pérdida de sensibilidad hacia la violencia es igual de patente en todos los estratos de la sociedad, pero no todos jugamos a las consolas, ergo no puede deberse sólo a ellas.
TESIS 2: Pérdida de sensibilidad =/= Aumento de la agresividad.
miércoles, 8 de abril de 2009
La Mirada Díptica
Publicado por QCompson a las 12:23
Etiquetas: crítica-opinión, telecinco, violencia
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