domingo, 17 de mayo de 2009

Viaja en paz

Muere Campillo, y se nos muere un artista joven, muy joven, moderno donde los haya, con una visión de la vida como pocos, con un acercamiento a la sensibilidad que resume esencias de humanidad difíciles de detectar en la mayoría de los mortales. Quizá por eso, en su ausencia física, nos damos cuenta de que él ha sido llamado al seno de los que no morirán jamás. Su excelencia, su quietud, su mirada llena de un optimismo sereno, su sempiterna agudeza ubicada siempre en alguna parte, y tantas y tantas cosas nos dejan un legado de difícil caracterización.

Si algo podríamos decir de él, de Antonio Campillo, es que no estaba sujeto a tópicos, pese el tipismo con el que reflejó algunas de sus figuras. Fue un moderno-clásico, un clásico-moderno con ganas de adelantar a su propio tiempo. Y lo hizo.

Ahora ha hecho un alto en el camino, y se ha dicho a sí mismo que es mejor avanzar por otros lares. Lo hará, como siempre. Le deseamos buen viaje con los aires y reflejos de su tierra, que tanto le quiso, que tanto le ama, que le estimará eternamente. Siento que no estés aquí, querido Antonio, para darte ese abrazo que despiertan las ganas generadas por tu ausencia. Viaja en paz.

Juan TOMÁS FRUTOS.

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